sábado

84.

Todo ese rollo de la autodestrucción, el delirio, y eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre: nunca una ruina me había parecido más bonita. Y todo eso de lo del brindis de sus pestañas, las copas en la mano de cada viernes noche, las ganas de arrancar cosquillas en su risa y de sacarlo a pasear colgado de mi cintura es lo más parecido a poesía que encuentro. Lo de que con sus manos es capaz de crear universos paralelos donde brilla más la Luna. Lo de la capacidad que tiene su sonrisa de destacar entre los ojos de la gente, de vencer a los más feroces enemigos y de frenar todos los relojes del mundo a la vez. Lo curioso del brillo de sus ojos, que, aun cuando lloran, son capaces de arrebatar el puesto del Sol en el cielo. Y lo de que, desde que amanece a mi lado, las mañanas de los lunes no resultan tan terribles.

1 comentario:

  1. tus textos me gustan mucho me pasare mas por aqui que me encandilas jeje
    un besito
    http://soyesclavadeltiempo.blogspot.com.es/

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