jueves

85.

Hace tiempo que no creo en los milagros. En Dios, la resurrección, la suerte y la casualidad. Creo, en cambio, en tu mirada. Sonreír a desconocidos por la calle. Caminar, mirar, sentir. Nunca parar. Llorar, si se ha de llorar. Hace tiempo que cuido de los míos como si no lo fueran. Porque la eternidad no dura más que un segundo... y luego tendremos mucho más que echar de menos. Querer, amar. Amar siempre, como si nada doliese. Como las velas encendidas, dos ancianos caminando lento. El niño riendo, bendita inocencia. La hierba creciendo, el sol brillando. Y tú mirándome. Esos son los milagros en los que creo. Aquí, a mi lado, como si no hubiera más galaxias por descubrir. Lento, muy lento, te llenaré el pecho con mi abrazo, que no hay nada más lindo que ver florecer tu primavera en mi suelo. Desde que te soñé, ya no hay guerras, hambre ni pobreza, prisiones, cadenas ni gobiernos. Sólo delirios, hogueras y cigarros. Desde que me soñaste, mi amor, solo hay fuegos artificiales y cafés de madrugada. No hay relojes ni condenas, sólo ganas. Contigo, siempre ganas.

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